Vino de uvas procedentes de la parcela La Perilla, de 1.56 ha. de viña de la variedad Bobal, plantada en el año 1985, en el pueblo de Ledaña (Cuenca). Cultivada en secano y ecológico, sobre un suelo arcillo-calcáreo a 725msnm.
La vendimia es manual en cajas de 15 kilogramos, nocturna y en dos pasadas, para recoger los frutos en su punto óptimo de maduración.
Fermenta en tinajas nuevas de barro de 1000 y 500 litros con levaduras propias de las uvas, envejeciendo dentro de éstas hasta una edad de 10 meses, momento en el cual se embotella permaneciendo en éstas un mínimo de tres meses antes de salir de bodega.
La producción es limitada y cada botella va numerada.
Vino tinto embrujado por un misticismo de sabores que reman por los ríos del alma, dejando escapar, después de cada sorbo, suspiros de felicidad.
Vino de uvas procedentes de dos parcelas de la variedad bobal plantadas entre los años 1945 y 1955, en el paraje de Los Villares, a una altitud aproximada a los 700 msnm, en el término municipal de Ledaña (Cuenca).
Se cultivan en secano y se practica una agricultura ecológica. La vendimia es manual y nocturna, donde la producción media es de 1.5 kilos por vid. Tras realizarse una selección de racimos, el 50% fermenta sin raspón, el 25% con raspón y el 25% restante se realiza maceración carbónica.
Todos los procesos se llevan a cabo dentro de tinajas nuevas de barro de 500 y 1000 litros aplicando una enología minimalista. Tras la fermentación, envejece lentamente dentro de las mismas tinajas hasta los 18 meses, momento en el cual se embotella, permaneciendo en botella un mínimo de cuatro meses antes de salir de bodega.
La producción se limita a estas dos parcelas y cada botella va numerada.
Vino tinto de la variedad Bobal, alejado de la perfección, en busca de la armonía, donde la tradición se sobrepone a las personas y sus aromas evocan recuerdos de eterna melancolía.
Vino rosado procedente de uvas de la variedad Bobal, de la parcela de nombre “Las Carboneras”, plantada en el año 1986, de 7.84 ha. en el término municipal de Ledaña (Cuenca), con orientación sur-sureste, a una altura de 750 msnm, en un suelo predominante de arcillas y calizas, donde se trabaja en cultivo ecológico y en secano.
Se realiza una selección de racimos en la propia viña. Conforme llegan a bodega, se introducen en una prensa vertical de baja carga, 300 – 400 kg por estrujado,
a baja presión, nunca superior a dos atmósferas. Con ellos obtenemos un mosto flor con un tono de color bajo, el cual se atenúa conforme avanza la crianza.
El mosto flor se vierte directamente en depósitos de barro con forma de huevo de 1000 litros. Dichos huevos han sido diseñados por nosotros y encargados a un maestro alfarero, el cual nos los fabricó en exclusiva para este vino. Fermenta dentro de ellos con sus propias levaduras, para envejecer con sus lías hasta los seis meses, momento en el que se embotella.
Producción limitada
¿Cuándo fue la última vez que probaste un vino, que la piel se erizó tanto que te faltó el aire, tu corazón se aceleró y sonreíste plenamente? La vida puede ser tranquila… hasta que pruebas Velvet & Stone.
Vino blanco procedente de uvas de la variedad Albilla de Manchuela, plantadas en el año 1940, en el límite geográfico entre Cuenca y Albacete (España), con una orientación sureste, a una altura de 700 msnm, en un suelo arcilloso, donde se trabaja en cultivo ecológico y en secano.
Esta uva, diferente de otros albillos que se cultivan en el resto de España, es de granos más pequeños y de maduración muy temprana, estando casi extinguida, quedando toda la producción relegada a nuestra zona.
La recolección es a mano y durante la noche, en cajas de quince kilogramos. Tras una profunda selección de racimos en la bodega, estos son prensados; obteniendo de ellos el mosto flor. Este se deposita dentro de tinajas de barro nuevas de 1000 litros para posterior fermentación. Durante este periodo y el de crianza, se realizan batonages periódicos, para que las lías finas, que se depositan en el fondo, estén en constante suspensión, aportando así un mayor volumen y untuosidad en boca, extrayendo mayor sabor, aroma y textura.
Tras envejecerlo siete meses en tinaja, no se estabiliza y se filtra levemente antes de embotellar.
Nota de cata (impresión personal del viñador): Con el primer sorbo comenzó a susurrarme…tras años de olvido, había vuelto a la vida en forma de vino eterno, expresión de los recuerdos de la tierra que lo alimentó, del viento que lo acarició y de la gente que lo cuidó… de repente me di cuenta que era la nada y el todo a la vez.