En el fascinante mundo de la vinificación artesanal, existe un elemento que confiere una huella única a cada vino: las levaduras autóctonas. Estos microorganismos, que residen de forma natural en los viñedos y las entrañas de las bodegas, desencadenan un proceso alquímico fundamental: la fermentación. A diferencia de las levaduras comerciales, estas joyas microscópicas son específicas de cada viñedo, llevando consigo el carácter del terruño y tejiendo una narrativa sensorial inimitable en cada botella.
En este artículo, nos sumergiremos en el intrigante universo de las levaduras autóctonas, explorando su origen, su papel esencial en la fermentación y su impacto en la creación de vinos artesanales. Acompáñanos en este viaje donde la ciencia se encuentra con la tradición, y las levaduras, como guardianas invisibles, se convierten en arquitectas de la autenticidad en el mundo del vino.
Papel Fundamental
En el ámbito de la vinificación artesanal, las levaduras espontáneas desempeñan un papel crucial en el proceso fermentativo, aportando una dimensión única al carácter de los vinos. A diferencia de las levaduras comerciales, que son seleccionadas meticulosamente en laboratorios y tienden a estandarizar los vinos, las espontáneas son microorganismos autóctonos presentes en viñedos, equipos de vinificación y bodegas de pequeños productores. Su contribución es significativa, ya que afectan directamente al perfil organoléptico de los vinos artesanales, otorgándoles un sello distintivo.
… joyas microscópicas específicas de cada viñedo, llevando consigo el carácter del terruño y tejiendo una narrativa sensorial inimitable en cada botella.
Impacto en el resultado final
Tras la vendimia, las levaduras espontáneas entran en acción en los depósitos de las bodegas. Inician la fermentación espontánea, al transformar los azúcares del mosto en alcohol y dióxido de carbono. Este proceso, esencial para la producción de vino; aunque menos predecible que con levaduras comerciales, puede resultar en fermentaciones más prolongadas y variaciones en el perfil aromático. En este contexto, en La Niña de Cuenca, nos encontramos en un desafío técnico año tras año que abrazamos con gusto en pos de la autenticidad.
Diversidad y distinción
La singularidad de las levaduras espontáneas se manifiesta en la variedad de perfiles aromáticos que aportan al vino. Cada viñedo, alberga su propia población de levaduras autóctonas, creando una amplia y única gama de sabores y aromas. Desde notas frutales hasta tonos terrosos, romero, tomillo, miel, clavo, pimienta…esta diversidad es una firma distintiva de nuestra bodega, donde las levaduras son esenciales para la expresión auténtica del terruño.
Las grandes protagonistas
En la actualidad, hay un renovado interés por estas, impulsado por la búsqueda de autenticidad en los vinos. Se están redescubriendo y aprovechando el potencial de estas levaduras para realzar la expresión única de las uvas y la tierra de la que provienen. En este contexto, las levaduras espontáneas se convierten en aliadas fundamentales en el resurgimiento de la vinificación artesanal, marcando una conexión directa entre la tradición, la tierra y la copa.
A pesar de los desafíos técnicos, desde La Niña de Cuenca, seguimos confiando en su utilización como guardianas de la singularidad, donde la búsqueda de la autenticidad en la producción de vinos artesanales, marcan el renacimiento de una tradición arraigada en la tierra y la pasión por hacer vino.